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ubir el salario bruto de toda la plantilla no siempre es viable. Pero lo que sí puedes hacer es ayudar a tu equipo a llevarse más dinero a casa cada mes sin que te cueste más. En otras palabras, aumentar el salario neto sin tocar el bruto

Optimizar lo que ya ganan, esa es la estrategia que cientos de empresas en nuestro país aplican cada día. El problema no es tanto cuánto ganas, más bien cuánto te queda después de retenciones y cotizaciones

Entre la Seguridad Social y Hacienda, la diferencia entre bruto y sueldo neto puede ser enorme. Eso por no hablar de los gastos derivados del transporte hacia el puesto de trabajo, las dietas o los servicios relacionados con la conciliación laboral, como el cuidado de los más pequeños.

Ahora bien, ¿cómo es posible llevarse más dinero a casa cada mes sin modificar el sueldo bruto? Se trata de aprovechar las ventajas fiscales que ya existen, ajustar las retenciones de IRPF de forma inteligente y ofrecer beneficios sociales que impacten de verdad en el bolsillo. 

Cuando se hace bien, todos ganan: el empleado cobra más neto y la empresa no paga más.

La importancia del salario neto frente al bruto

Cuando hablamos de compensación, tendemos a fijarnos en el salario bruto anual. Es la cifra que negociamos, la que aparece en la oferta de trabajo, la que usamos para comparar. Pero esa cifra es una ilusión. Lo que importa de verdad es lo que llega a tu cuenta cada mes: el salario neto mensual.

La diferencia entre bruto y sueldo neto puede ser brutal. Porque entre uno y otro están las retenciones de IRPF, las cotizaciones sociales y todo lo que se lleva la Seguridad Social antes de que veas un euro. Y esa diferencia depende de muchas cosas: tu situación personal, tu situación laboral, el número de hijos, si tienes discapacidad, los tramos del IRPF en los que entras…

Es decir, dos personas con el mismo sueldo bruto pueden terminar con un neto mensual muy diferente. Afortunadamente, aumentar el salario neto sin tocar el bruto es posible si sabes dónde actuar. La solución pasa por optimizar todo lo que ocurre entre el salario bruto y el salario neto.

Retribución flexible, el modelo al que recurren las empresas punteras

La retribución flexible es una de las herramientas más potentes para aumentar el salario neto sin tocar el bruto. Y, sin embargo, muchas empresas todavía no la están usando. O peor, la tienen implementada, pero nadie la aprovecha porque no la entienden.

La idea es sencilla: en lugar de cobrar todo tu sueldo bruto en metálico y pagar impuestos sobre él, destinas parte de ese bruto a productos y servicios que ya consumes (comida, transporte, guardería, seguro médico…) y que están exentos de IRPF. Esos gastos se consideran salario en especie, cotizan a la Seguridad Social, pero no tributan en el IRPF.

¿El resultado? El salario bruto baja (porque parte se convierte en especie), las retenciones y cotizaciones bajan y el neto mensual sube. Es decir, lo que antes pagabas con tu sueldo neto después de impuestos, ahora lo pagas con tu sueldo bruto antes de impuestos.

Las ventajas fiscales están ahí, en la ley. Tan solo hace falta saber cómo usarlas.

Cómo un plan de retribución flexible aumenta el salario neto

Vamos a verlo con un ejemplo concreto. El salario bruto anual de Laura es de 35.000 euros. Cada mes, su empresa le efectúa las correspondientes retenciones y cotizaciones: unos 450 euros de cotizaciones sociales y 350 euros de retenciones de IRPF. Su sueldo neto mensual ronda los 2.100 euros.

Laura gasta cada mes:

  • 200 euros en comida (11 euros/día x 20 días laborables)
  • 136 euros en transporte público
  • 80 euros en seguro médico

Total: 416 euros al mes que salen de su salario neto.

Ahora imagina que su empresa implementa un plan de retribución flexible. Laura decide destinar esos 416 euros mensuales (unos 5.000 euros anuales) a beneficios sociales exentos de IRPF.

¿Qué ocurre?

Su salario bruto dinerario baja a 30.000 euros. Los otros 5.000 euros se convierten en salario en especie. Ese salario en especie cotiza a la Seguridad Social igual que antes, pero no tributa en el IRPF.

Resultado: sus retenciones de IRPF bajan porque su base imponible es menor. Ahora, en lugar de retener 350 euros al mes, le retienen unos 250 euros. Son 100 euros más cada mes en su bolsillo. 1.200 euros al año.

Y ojo: sigue teniendo acceso a los mismos 416 euros en comida, transporte y seguro. No ha perdido nada. Ha ganado 1.200 euros anuales gestionando su compensación de forma más inteligente.

Qué beneficios incluir en un plan de retribución flexible

No todos los beneficios sociales tienen el mismo impacto. Algunos están exentos de IRPF hasta ciertos límites, otros tienen límites más generosos y otros directamente no tienen límite.

  • Comida (ticket restaurante): hasta 11 euros al día laborable, exento de IRPF. Es uno de los más usados porque todo el mundo come y el ahorro es inmediato. Forma parte del salario en especie y no tributa.
  • Transporte público: hasta 1.500 euros al año, completamente exento. Si tu equipo usa transporte público para ir al trabajo, este beneficio tiene un impacto directo en su sueldo neto mensual.
  • Guardería: sin límite de exención. Si tienes empleados con hijos pequeños, este es uno de los beneficios sociales con mayor impacto. El gasto es alto y poder pagarlo con salario bruto antes de impuestos supone un ahorro enorme.
  • Seguro médico: hasta 500 euros por persona al año (o 1.500 euros si hay discapacidad), exento de IRPF. Muchas empresas ya lo ofrecen, pero no siempre está bien comunicado o integrado en un plan de retribución flexible.
  • Formación: sin límite de exención, siempre que esté relacionada con la actividad laboral. Es una forma de invertir en el desarrollo del equipo mientras optimizas su salario neto.

Lo ideal es integrarlos en un sistema donde el empleado pueda elegir qué beneficios activar según su situación personal y sus necesidades. Porque no todo el mundo tiene hijos, no todo el mundo usa transporte público y no todo el mundo necesita formación externa.

Ventajas fiscales: cómo aprovechar los tramos del IRPF

Otra de las claves para aumentar el salario neto es entender cómo funcionan los tramos del IRPF. Al ser un impuesto progresivo, cuanto mayor sea tu salario, más porcentaje pagas en la parte alta. Por lo tanto, cuando reduces tu salario bruto dinerario mediante retribución flexible, puedes bajar de tramo.

Por ejemplo: si ganas 36.000 euros, parte de tu salario está en el tramo del 30%. Si reduces tu base imponible a 31.000 euros mediante beneficios exentos, toda esa reducción se aplica sobre el tramo más alto. Es decir, te ahorras el 30% (o más, dependiendo de tu comunidad autónoma) sobre cada euro que conviertes en especie.

De ahí la importancia de saber calcular las retenciones. Pero sin una comunicación clara y constante, el esfuerzo se diluye: hay que explicar, acompañar y dejar claro cómo influye en el valor del salario percibido por el trabajador.

Cómo comunicar un plan de retribución flexible a tu equipo

De nada sirve tener un plan de retribución flexible si nadie lo usa. Y la razón número uno por la que no se usa es que no se entiende. La gente escucha "salario en especie", "retenciones y cotizaciones", "base máxima de cotización" y desconecta.

Aquí tienes algunas recomendaciones para facilitar su entendimiento e implementación dentro del equipo:

  • Usa ejemplos reales: no hables de porcentajes abstractos. Habla de "si gastas 200 euros al mes en comida, puedes ahorrarte 60 euros al mes en impuestos". Eso lo entiende todo el mundo.
  • Hazlo visual: una calculadora donde la gente pueda introducir su sueldo bruto anual, sus gastos habituales y ver cuánto se ahorraría es infinitamente más útil que un PDF de 20 páginas explicando la ley.
  • Recuérdalo con regularidad: no basta con mencionarlo una vez en el onboarding. Tiene que estar presente en newsletters, en reuniones de equipo, en la intranet. Normalízalo.
  • Facilita el acceso: si usar el plan de retribución flexible requiere rellenar mil formularios o esperar semanas, nadie lo va a hacer. Tiene que ser fácil, rápido y accesible.

Errores comunes al implementar planes de retribución flexible

Poner en marcha un sistema de retribución requiere un compromiso que supera con creces la mera firma con un proveedor. Estos son algunos errores que pueden hacer que fracase antes de empezar.

  • No explicarlo bien: si tu equipo no entiende cómo funciona, no lo usará. Y si no lo usa, no sirve de nada.
  • Ofrecer beneficios que nadie necesita: no tiene sentido ofrecer un plan de beneficios con 20 opciones si 18 no le interesan a nadie. Prioriza lo que tu equipo realmente consume.
  • Hacerlo complicado: si activar un beneficio requiere tres aprobaciones y dos semanas de espera, la gente pasará. Tiene que ser instantáneo.
  • No medir el impacto: lo que no se mide no se puede mejorar. ¿Cuánta gente lo está usando? ¿Cuánto están ahorrando? ¿Qué beneficios funcionan y cuáles no?
  • No actualizarlo: las necesidades cambian, la ley cambia, tu equipo cambia. Un plan de retribución flexible que no evoluciona se queda obsoleto.

Aumentar el salario neto es aumentar la satisfacción

El objetivo de aumentar el salario neto no debería mirarse únicamente desde el punto de vista fiscal. Cuando alguien tiene más dinero disponible cada mes, cuando puede cubrir sus gastos con menos agobio, cuando ve que su empresa le facilita gestionar sus finanzas personales, mejora su productividad y compromiso.

Las empresas que lo hacen bien no lo ven como un gasto. Lo ven como lo que es: una forma de cuidar a su equipo que les sale rentable. Al fin y al cabo, un equipo que siente que su empresa le ayuda a vivir mejor se queda, rinde más y la recomienda.

No hace falta inventar nada. Las herramientas ya existen. Solo hay que usarlas, explicarlas bien y ponerlas al alcance de tu gente. Las empresas top ya lo están haciendo. ¿Cuánto vas a tardar tú?

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